PLAZUELA DE LAS LAVANDERAS
El nombre recuerda a las primeras mujeres que en los albores de la patria se acercaron a la zona en procura del agua clara del desaparecido arroyito que corría hacia el mar, según el actual trayecto de las calles Manuel V. Pagola y Lorenzo Justiniano Pérez.
El arroyo, al principio sin nombre, fue conocido como «el de Silva», por uno de los saladeros del lugar; después fue conocido como «de los Pocitos», porque en sus cachimbas o pocitos, que las mismas morenas excavaban, podían lavar las ropas de sus amos que residían en la ciudad amurallada. A este hábito se vieron obligadas al haberse ido cegando poco a poco los lavaderos en la Estanzuela, en la zona del actual Parque Rodó.
En el nuevo paraje, pasaban las horas hasta que la ropa se secaba y volvían a hacer el largo camino de regreso.